El pasado 24 de noviembre, la Ciudad de México rebasó el número meta de pruebas rápidas diarias que se planteó hacer, en una nueva fase de la estrategia para responder a la pandemia de COVID-19. El objetivo era hacer 10 mil al día, antes solo se hacían la mitad, 5 mil, en aquella fecha se hicieron 10,199, con las que se detectaron 1,480 casos nuevos.
“En 15 minutos, 1,480 personas supieron que tenían COVID. Antes, cuando no existían estas pruebas rápidas, se iban a su casa y seguían deambulando sin saber que eran positivos”, expreso en entrevista Jorge Ochoa, director general de Servicios de Salud Pública de la CDMX.
La finalidad de la instalación de quioscos de rápida detección es avanzar en la identificación de positivos y su aislamiento, aumentar la atención a la población a través de orientación médica y dar seguimiento a las personas con la enfermedad.
Las pruebas empleadas se realizan tomando una muestra del fluido de la nariz o de la garganta y están avaladas por la Secretaría de Salud y por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
El notable aumento de casos se adjudica a la temporada de invierno, que es habitualmente cuando se incrementan todas las infecciones respiratorias agudas, entre las que está COVID-19. Aunque por supuesto también ha influido el aumento de la movilidad.
Para avanzar en esta apuesta por una detección más eficiente de positivos de COVID y romper la cadena de contagios, Ochoa adelanta que en los próximos días, quizá la próxima semana, las pruebas de antígenos estarán también disponibles en 117 centros de salud.
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