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Enfermedades transfronterizas, un constante riesgo que no permite bajar la guardia

Debido a la globalización, el comercio y los cambios en el comportamiento humano, en los últimos años los riesgos sanitarios ha aumentado de manera exponencial brindando múltiples oportunidades para que agentes patógenos alcancen nuevos territorios y evolucionen hacia nuevas poblaciones adquiriendo incluso, nuevas características que les permiten ser de mucha más fácil transmisión.

Sabemos que el abordaje de estos grandes riesgos sanitarios mundiales, partiendo desde el control y difusión de las enfermedades hasta el tema del calentamiento global, no puede realizarse de forma individual, requiere la plena cooperación de los sectores de la sanidad animal, la salud humana y el medio ambiente de ahí nace el concepto llamado “Una Salud” (One Health en inglés), la cual es una estrategia en conjunto de las organizaciones OMS, FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la OMSA (Organización Mundial de Sanidad Animal) y trabajan en conjunto para crear estrategias enfocadas en especial en tres temas relevantes: enfermedades zoonóticas (que se transmiten de animales a humanos), la resistencia a los antibióticos y la Inocuidad alimentaria.

En el portal de la OMSA es posible consultar la información sobre las enfermedades de los animales acuáticos y terrestres con particular enfoque en las enfermedades que cumplen con los criterios indicados en el Código Terrestre y el Código Acuático, al ser enfermedades emergentes y otras de importancia en animales silvestres ya que pueden tener un alto impacto en la sanidad del ganado y la salud pública, pueden afectar negativamente la conservación de la fauna silvestre y que por ellos forman parte de las enfermedades consideradas de declaración obligatoria citadas en la ahora lista única creada por la OMSA (para sustituir a las antiguas Lista A y Lista B).

Cuando estos agentes surgen o cuando los virus raros o nuevos causan brotes de enfermedades, puede haber pocos o ningún desinfectante que haya sido probado y registrado para su uso contra ese patógeno específico. Para prepararse para situaciones como estas, la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos) creó la guía EVP (Patógenos Virales Emergentes), el cual es un proceso voluntario que permite a los fabricantes de desinfectantes enviar datos a la EPA que demuestren la eficacia de un producto contra virus difíciles de inactivar, si el producto cumple con estos ciertos criterios, la EPA activa la guía EVP para un virus específico. Al hacerlo, la EPA autoriza a las compañías hacer declaraciones en sus sitios web, redes sociales y literatura técnica sobre la eficacia esperada de su producto contra el virus emergente. 

En Grupo Rosmar estamos conscientes de que en el mercado existen un sinfín de productos capaces de eliminar este tipo de patógenos, sin embargo, es fundamental resaltar la importancia de un manejo integral de seguridad que incluya estrategias de exclusión, contención y manejo de riesgos. Acércate a nosotros y desarrollemos un plan a la medida de tu establecimiento. 

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