Una bacteria como la Listeria monocytogenes es es capaz de enfermar a los humanos y de contaminar los productos cárnicos durante su procesamiento o almacenamiento.
En personas con sistemas inmunológicos debilitados, mujeres embarazadas y recién nacidos, la L. monocytogenes puede ocasionar fiebre, dolor de cabeza, debilidad y dolor abdominal y en casos más graves puede afectar el sistema nervioso central y causar meningitis o sepsis.
En este sentido, controlar la presencia de L. monocytogenes en los productos cárnicos para minimizar el riesgo de enfermedad para los consumidores es de vital importancia. Esto se puede hacer siguiendo buenas prácticas de fabricación y manipulación de alimentos, utilizando tratamientos térmicos efectivos para eliminar la bacteria y llevando a cabo pruebas de control de calidad para asegurar la inocuidad de los alimentos.
Cabe mencionar que los productos cárnicos crudos o poco cocidos pueden ser más propensos a la contaminación con esta bacteria, por lo que es importante cocinarlos adecuadamente antes de consumirlos.
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